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Nuestro sentido comun

Filosofando descalzo

La adolescencia de la humanidad

Pasó un tiempo relativamente breve, menos que un parpadeo para el universo. En ese tiempo aparecimos los humanos, aprendimos a controlar el fuego, nos organizamos en ciudades y Estados, llegamos a la luna. Dimos pequeños pasos y grandes tropiezos.

Al fuego le siguió la rueda, la navegación, la revolución industrial, la energía atómica, le revolución informática y d e las comunicaciones y la biotecnología.

Estuvimos seguros de que la tierra era plana, y luego de que era el centro del universo. Aún en estos días muchos creen que estamos solos en el universo. Es una aventurada conclusión para quienes no conocen del universo más una ínfima parte:  el planeta donde viven.

Yo no sé, si somos humanos desde hace más o menos 100.000 años, la declaración de los derechos humanos existe desde apenas el siglo pasado, y todavía no se cumple en todo el mundo. ¿O se debe mirar para otra parte y pensar que las violaciones a los derechos humanos no son cosa cotidiana?

Hay muchas cosas que no sé, pero en algunos momentos de lucidez me parece entender que los humanos nos dividimos innecesariamente con fronteras, ideas políticas, etc. Las divisiones imaginarias crean problemas reales: guerras, inmigración ilegal, hombres contra mujeres, capitalismo salvaje e imperialista contra dictadura comunista, oriente contra occidente, norte contra sur, terrorismo de grupos fanáticos contra terrorismo de Estado, unos partidos políticos contra otros, etc.

¡Y pensar que mientras tanto hay científicos que sueñan con volver a la luna o llegar a Marte! No sé cuánto falta para que lleguemos a Marte ( ni para qué serviría) pero no me extrañaría que sea una astronauta china la primer persona en caminar sobre el planeta rojo. Tal vez se sentiría como en casa. ¿Acaso debemos pensar que sólo puede ser un hombre? ¿O que será de un país con serias dificultades económicas?

Antes de pensar en salir al espacio, antes incluso de que cada país apruebe su presupuesto para el próximo año, harían bien en llegar a acuerdos de paz, de cooperación y de respeto por la diversidad cultural. Bastantes divisiones inventamos ya, y resulta que somos todos humanos, y vivimos en el mismo mundo, el único que tenemos.

 Si logramos ver lo que todos tenemos en común, mirando más allá de las diferencias circunstanciales, la humanidad habrá superado la fase de la adolescencia.